FAMILIA
Una profecía que se auto cumple
Una profecía que se auto cumple es una predicción que por la sola razón de haberse pensado o escuchado se convierte en realidad si creemos en ella, se cumple al pie de letra, pero, sin darse cuenta.
Las profecías que se auto cumplen son fenómenos que sacuden nuestra concepción personal de la realidad y pueden poner en tela de juicio la imagen del mundo de la ciencia. Comparten la capacidad de crear una realidad, una creencia que puede ser tanto una superstición como una teoría científica.
En la pandemia muchas de las muertes tuvieron que ver con la psicosis social, al ver la cantidad de fallecimientos por televisión en tiempo real, con el temor experimentaron los síntomas lo que disminuyó la capacidad de su sistema de defensas.
El mensaje de la profecía se archiva en el subconsciente, la vía de entrada es la importancia que le damos a la persona que realiza el vaticinio.
Hoy en día las redes sociales se convirtieron en el referente de todas las noticias, con el incremento de mensajes se pierde la capacidad de razonamiento, los expertos saben cómo manipular la información para que llegue a las masas.
El mensaje o supuesto entra por el hemisferio derecho, lugar donde se encuentra el centro de las emociones, se archiva sin pasar por la aduana del hemisferio izquierdo, que es lógico y racional.
De esta manera la lógica no pone en orden el supuesto, y con el tiempo nuestras propias acciones nos llevan a cumplir la profecía. Finalmente, la moraleja es: “Fulanito tenía razón”.
En la práctica diaria de la medicina, los médicos, sobre todo los oncólogos, resultan casi dioses: son expertos en poner fechas de muerte a los pacientes. Con exactitud cronométrica pronostican la muerte en dos o tres meses. Los pacientes con la enfermedad se encuentran vulnerables, se les han bajado todas las defensas, se encuentran pasivos y temerosos, además, están conscientes que a pesar de los tratamientos los enfermos fallecen en muy malas condiciones.
La creencia está introyectada en el inconsciente colectivo; sin darse cuenta, ellos y su familia se vuelven parte de la estadística, cooperan para cumplir la profecía: de manera obediente el enfermo se muere a los tres meses. Incluso corren la voz, dando publicidad al médico: “qué inteligente es el doctor…. hasta nos dijo cuánto le quedaba de vida”.
Los diagnósticos en los estados emocionales resultan un calvario para los pacientes. Otra creencia que compartimos, que se vuelve profecía, son las enfermedades crónicas. Para los diagnósticos médicos casi todas las enfermedades son por herencia que se transmite en los genes o por contagio de un virus o bacteria. Al no saber qué tipo de virus es hasta lo llamaron Rotavirus.
En el caso de la diabetes y el cáncer, la enfermedad se vuelve una cadena de afectados en las familias. Si la abuela o la madre tuvieron cáncer, seguramente lo van a padecer. No toman en cuenta los factores emocionales, lo secretos familiares, el estilo de vida, las emociones reprimidas, los conflictos, el exceso de estrés, los duelos y la codependencia de vivir en una relación tan desgastante como un alcohólico, un adicto a cualquier sustancia y con los desgastantes ludópatas.
Quienes se dedican a la brujería son los más favorecidos con las profecías. Este gremio fácilmente se hace millonario de la noche a la mañana como consecuencia del “pensamiento mágico” las creencias que compartimos en el inconsciente colectivo.
El pensamiento mágico es anterior a la ciencia viene de nuestros ancestros, los brujos, los curanderos, los chamanes. Para trabajar no necesitan los más de 20 años que nos pasamos en las aulas ni la actualización constante que necesitamos los profesionales. Les basta con conocer las características del hombre primitivo: supersticioso, ignorante, que no maneja la lógica racional.
Cualquier persona, cuando se encuentra vulnerable, es víctima de charlatanes que “lanzan” profecías al por mayor: “tu hermana está enamorada de tu marido”, “el vecino te tiene envidia, te hizo el mal de ojo por eso te está yendo tan mal”. La pareja discute por la creencia y casi se divorcian.
Podemos revertir las profecías, tomando conciencia de los acontecimientos y analizando las circunstancias que las rodean para que no se conviertan en cumplidoras.
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