FAMILIA
PARA MIS HIJOS, QUE UNA VEZ FUERON NIÑOS
Podrán reclamarme por exigente,
jamás por falta de reconocimiento.
Espero que al final me juzguen
por el amor hecho en intentos.
Aprendí todo lo que pude
para compartir cada conocimiento,
aboné la tierra con paciencia,
sembré semillas con esmero.
Nutrí con amor y palabras,
el sol y el agua fueron tiempo.
Cuidé día y noche cuando estaban enfermos
fui maestra en su crecimiento.
Aplaudí cada logro, cada paso,
pintura, música, inglés, deportes…
recuerdo tardes en bicicleta,
risas grabadas en el tiempo.
La alegría de nuestro nuevo techo
se tornó llanto en un momento:
ladrones, balazos, el perro muerto…
nos consolamos en el suelo, juntos,
dando gracias por estar vivos,
todo se pierde menos el aliento.
Los años volaron. Eligieron diseño,
su talento floreció en proyectos.
Mas el “felices para siempre”
se quebró como espejo de sueños.
De la noche a la mañana
padre y madre en un mismo esfuerzo
seguiste abonando el terreno
con sacrificios y silencios.
Hoy el ciclo se repite:
tu hermano, socio y compañero
es participe de la educación de los retoños
La vida duele sufrimos miedo
incertidumbre, violencia, dolor y muerte,
la responsabilidad social es nuestra herencia
Pero llevamos en las venas
la solidaridad por cimiento.
Rosa Chávez Cárdenas
abril 2025