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Estrés y ansiedad pospandemia
El estrés es una energía, una amenaza al equilibrio interno, una respuesta al instinto de conservación; ante su presencia, el organismo reacciona con respuestas de adaptación que implican la activación del sistema nervioso y las glándulas.
El estrés es una respuesta automática física, mental y emocional a un evento. Cuando no se maneja adecuadamente provoca enfermedades, diabetes, cambios de humor, mal dormir, aumenta el apetito, el deseo de fumar y beber alcohol. Se pierde el interés, el sabor de la comida, están cansados, con apatía y desmotivados.
La palabra estrés fue tomada de la física, deriva del griego stringere que significa provocar tensión, tal cual, un cuerpo que sometido a presión afecta su estado natural y se deforma. Se utilizó por primera vez en el siglo XIV, a partir de entonces se emplea en diferentes textos en inglés como stress y en español estrés. Estrés es la condición inespecífica e invariable en la que el organismo se tiene que adaptar a cualquier eventualidad.
El cuadro clínico se presenta de la misma manera que en las infecciones, los accidentes, las fracturas óseas, la fatiga, los cambios de temperatura, hemorragias, emociones como un divorcio, el fallecimiento de un familiar. Todo el tiempo y ante cualquier circunstancia el organismo tiene que adaptarse. La adaptación es inespecífica. Por los signos y síntomas se llama síndrome general de adaptación (SGA).
Correr o pelear es la consigna, es la defensa para proteger la vida. Padecemos un estrés de anticipación de lo que no ha pasado pero que nos preocupa. Por ejemplo, cuando van a presentar un examen, se van a someter a una competencia, salir de viaje y ante emociones tan esperadas como una boda, la fiesta de los XV años, la graduación, la llegada de un ser amado cuando se tienen años de no estar frente a frente, y otros como acudir al concierto de un artista famoso, etcétera. El estrés de alegrías, de felicidad, está en el mismo nivel que los acontecimientos dolorosos y complicados.
Las etapas del síndrome general de adaptación (SGA)
Alarma: en la reacción de alarma aparecen alteraciones fisiológicas, al mismo tiempo se lleva a cabo una disminución de las defensas del organismo. Se trata de un enfrentamiento a una situación que se considera amenaza y el organismo se prepara para enfrentarla. Para tal fin, se pone en marcha el sistema glandular y las hormonas del estrés: adrenalina, noradrenalina y cortisol, encargadas de hacer frente a la emergencia. En algunos casos se estará, incluso, en peligro de muerte, en caso contrario, cuando la persona tiene mucha resiliencia, pasará al proceso de adaptación. En casos de estrés agudo, como una quemadura de tercer grado, un accidente, un secuestro, puede sobrevenir la muerte.
Resistencia: se mantiene la alarma, si no hay peligro se adapta. Pueden aparecer síntomas como consecuencia del esfuerzo: dolor de cabeza, fatiga, tensión muscular en el cuello, los hombros, la espalda, los brazos; alteración del sueño, irritabilidad y ansiedad. En esta etapa desaparecen los signos de la alarma y las defensas del organismo.
Agotamiento: después de la tempestad viene la calma. Cuando se debilita el organismo de tanto adaptarse, afecta al sistema de defensas, al sistema circulatorio, a la frecuencia cardiaca y a la tensión arterial. Puede producir ansiedad, crisis de ansiedad y ataques de pánico. En esta etapa las defensas vuelven a disminuir hasta llegar a un nivel muy bajo, si no intervienen los mecanismos de recuperación y si continúa actuando el agente de estrés, la persona puede sucumbir. Con la pandemia quedamos agotados y ahora, con la novedad de la guerra y la incertidumbre, no sabemos si se complicará la situación al intervenir otros países, además, los efectos humanos y económicos son incalculables.
¿Qué causa el estrés?
Se debe a estímulos psicológicos y sociales. Los estímulos emocionales constituyen los agentes de estrés más comunes. Entre los factores estresantes físicos tenemos: fiebre, dolor, enfermedad; el clima, ruidos, preocupaciones del hogar, el tráfico. Entre los factores estresantes sociales y emocionales encontramos las preocupaciones financieras, el trabajo y la familia, tomar decisiones, sentir culpa, una pérdida, los traumas de la infancia, los conflictos presentes. La preocupación por enfermedades como el covid y sus efectos que dejan a la salud, estos, entre otros, son los agentes de estrés más comunes. También la preocupación de contagiarse y la enfermedad de un familiar cercano.
El desgaste profesional (burnout)
Se refiere a la sobrecarga de trabajo, la tensión emocional y al desgaste físico que sufren los trabajadores. Afecta a las profesiones que tienen contacto cercano con personas: las enfermeras, vendedores, abogados, psicólogos, policías, médicos y maestros. Los que tienen que rolar su horario laboral como los que trabajan en seguridad, médicos, enfermeros, pilotos, obreros.
Ansiedad
Tomemos en cuenta las tres actitudes que causan ansiedad: soledad, vergüenza y culpa. Además del estrés de la vida diaria, son las que contribuyen a que se derrame el vaso que está lleno. La ansiedad se incrementa en circunstancias de miedo, amenaza, tristeza y frustración. El estrés crónico eleva la hormona cortisol lo que intoxica la sangre, como efecto causa déficit de atención, baja tolerancia, inseguridad lo que lleva a estar a la defensiva y a la ofensiva.
La ansiedad es un miedo al miedo. Cuando se presenta un ataque de ansiedad, sienten un nudo en la garganta, sudoración, taquicardia, comezón tipo alergia, problemas en la digestión, dolor muscular (por la actitud a la defensiva), cefalea, orinar de manera frecuente, estreñimiento y también se altera el ciclo hormonal.
Recomendaciones
- Aprende a decir no: date cuenta de que no puedes resolver todo. No prestes dinero si sabes que no te lo van a regresar. Pon límites, primero a ti y luego a los demás.
- Controla tus pensamientos: el pesimismo afecta la fisiología, causa gastritis y colitis. Resuelve con tiempo, no dejes que se acumule.
- Cuida tus redes de apoyo: sobre todo de las personas que te proporcionan apoyo emocional.
- Date tiempo para realizar actividades relajantes: no solo los mensajes del celular y las redes sociales, ¡camina! Con veinte minutos ya elevas las endorfinas; observa los efectos de hacerlo sin zapatos en el jardín. Cuidar las plantas, pasear al perro, también son actividades relajantes. Aprende técnicas de relajación y respiración; escucha música, canta, baila, haz actividades que te resulten placenteras.
- Evita pensar obsesivamente en los problemas:si es tu caso, te recomiendo realizar el ejercicio de las tres hojas: hoja 1) Anota lo que puedes resolver hoy. Hoja 2) Anota lo que puedes resolver en una semana. Hoja 3) Anota lo que no puedes resolver, pero te causa preocupación. Lo guardas y lo sueltas.
- Aprende a resolver los problemas: describe el problema detalladamente; piensa en las opciones para solucionarlo; elije una opción para poner en práctica; planifica un plan de acción; llévalo a la práctica; pide ayuda o delega responsabilidades.
- Controla tus impulsos: respira, cuenta hasta diez; analiza, no sueltes el golpe, la ofensa. Tampoco dejes que se acumulen agravios; si por llevar la fiesta en paz no dices lo que sientes y dejas que otros impongan sus reglas, cuando menos lo esperas las emociones reprimidas saldrán disparadas con quién menos lo merezca.
- Ponte en contacto con la naturaleza: camina sobre el césped sin zapatos, abraza un árbol. Observa el movimiento de las hojas de los árboles con el viento. Estamos distraídos. Al momento de sentarte a comer, analiza: ¿qué veo?, ¿qué siento?, ¿qué huelo?, ¿qué escucho? No seas un autómata.
* Rosa Chávez Cárdenas es psicóloga, homeópata y terapeuta. Visita su sitio web: www.rosachavez.com.mx Síguela en: https://www.facebook.com/DrRosaChavez y https://www.facebook.com/Tratamientointegral/ Comentarios a la autora: rosamchavez@hotmail.com
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